En materia de homicidios, se podría decir que Cundinamarca es uno de los departamentos con mejores indicadores, al contar con una tasa de homicidios diez puntos por debajo del promedio nacional. Mientras en 2018 en Colombia fue de 24 personas por cada 100.000 habitantes, en el departamento fue 14, siendo la más baja en 43 años. El dato, que hoy celebra la administración departamental, no parece producto del azar. Según la Gobernación, hace parte de una estrategia de años.
Las datos son dicientes. De acuerdo al observatorio de la Policía, mientras en 2013 se registraron 515 asesinatos, en 2018 fueron 390, representando una disminución del 25 %. Al analizar las cifras de lo corrido de 2019 (con corte al 28 de febrero), la tendencia se mantiene. Mientras en los dos primeros meses de 2018 se registraron setenta homicidios, en este fueron 56; es decir, 20 % menos.
Como dato particular, y que explicaría un poco el panorama, de los 116 municipios que conforman el territorio (sin contar a Bogotá) solo 13 superan la tasa nacional de homicidios, siendo los más preocupantes Nariño (88,9), Bituima (80,6), Cabrera (67,7) y El Peñón (62,8).
Los otros 103 están por debajo e incluso se encuentra un hecho significativo: hay 27 que cumplen años sin asesinatos. Los más representativos son Gama, que lleva 12 años sin homicidios; Fúquene, diez; Gachalá y Guataquí, ocho; Fosca y Manta, siete; Jerusalén, seis, y en Carmen de Carupa y Zipacón, cinco.
Capítulo aparte merece el municipio de Soacha, que influye en las estadísticas de Cundinamarca, pues pese a concentrar alrededor de 600.000 habitantes, casi la cuarta parte de la población del departamento, allí se registran casi la mitad de los hechos delictivos. Esto, según algunos expertos, ocurre por su dinámica urbana y sus conflictos (debido a su cercanía con Bogotá), que contrasta con municipios que tienen una vocación más rural.
No obstante, al revisar las cifras del municipio hay resultados notables en los últimos cinco años: pasó de 228 asesinatos en 2013 a 153 en 2018, lo que representa una reducción del 33 %. Curiosamente, al hacer el análisis según la tasa por cada 100.000 habitantes, se encuentra que no es la más violenta, pues ocupa el décimo puesto
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