abril 30, 2009

LEYENDA DE SAN ANTONIO

Un buen día una viejecita se ocupaba de recoger leña para cocer su puchero y llegó hasta una peña situada hacia las cabeceras de pueblo viejo, y al levantar sus ojos vió en un hueco la estatua de un santo, que luego de mirarlo fijamente conoció ser de su patrono y señor San Antonio, de quien había sido devota desde niña. Al mirar el prodigio y sin cuidado de las chamizas, se fue hasta el pueblo y cargando con la estatuilla de unos treinta centímetros, la colocaron con mucho respeto en los altares de la capilla de la población ubiicada en ese entonces en pueblo viejo. Desde entonces se le rindió culto y poco a poco la fama de sus milagros se fue regando por toda la región. Pero llegó el día en que los fosqueños decidieron trasladarse de sitio, y fueron a establecer sus moradas, al sitio donde hoy se encuentra la población. naturalmente que en el trasteo, los agradecidos hijos de San Antonio no lo olvidaron, si no que antes bien, le señalaron puesto de honor en el nuevo templo.

Así como los Santos suelen tener sus caprichos, pues no quiso San Antonio tomarle apego a su nueva residencia, si no que muy lindamente y muy de mañana, antes que aclarara el día se bajaba de su lugar y tomaba el camino de pueblo viejo, a donde llegaba entre oscuro y claro y se subía en su antiguo y nunca olvidado nicho, donde se quedaba muy orondo y gozándose de que sus devotos no lo encontraran en su sitio.

Naturalmente en el mismo día no faltaba quien notara su ausencia y entonces era la admiración de todos, la que crecía al saberse de su nueva aparición en su capilla antigua. Así fue que el santo tomó tanto su afición a los paseos mañaneros, que no había semana que no hiciera de las suyas, por la cual los fosqueños se dieron al pensar en como hacer para evitar sus andanzas, por eso el señor Castro Leal, dueño de la finca "Placitas" donde se hallaba la antigua capilla, tomó la resolución de levantarse muy temprano y salir a esperar al andariego en un sitio que juzgó mas estratégico y que fue un recodo del camino. bien pronto vió asomar al paduano, que no pudo hacer quite para escaparse, como solía hacerlo cuando veía a alguien que transitaba por el camino, caso en el cual se escondía tras los matorrales o las cercas de piedra. Probablemente por el susto del inesperado encuentro, quedó el santo plantado ahí contra el suelo, sin moverse. Pues entonces nuestro fosqueño con mucha pausa y con cuidado le propinó semejante azotada, y sin compasión a tal punto que obligara al andariego volver a su nuevo lugar, mientras que en el camino le propinaba uno que otro azote, dándole ciertas recomendaciones cristianas.

La peregrinación semanal del santo, terminó en que tuvo que subirse al nicho que se le había destinado en su nueva iglesia, no de agrado, si no escarmentado por la zurra que había experimentado y santo remedio por que jamás cayó en la tentación de bajarse de nuevo, o si lo ha hecho, ha usadio siempre del mayor sigilo, y no ha puesto en olvido en volverse antes que la aurora asome en los cielos fosqueños. copla:

En pueblo viejo lo hallaron
en una elevada peña,
y paqra Fosca lo arrió,
una vieja por mas señas.

Allá en el pueblo de Fosca
es mucho lo que se reza,
al santico San Antonio
lo pusieron de cabeza.

Cuando a yo me jalte novio
me voy pa donde san antonio
con su niñito en la mano
me dice espanta un demonio.

Dicen que los que se casasn
les ayuda San Antonio
a mi vecina del frente
le ayudo fue un demonio.

Desde aquí veo la varita
de San Antonio bendito
con los ojitos me dice
que mi novio es jodidito.

En alguna de las leyendas también dicen que no fue don Castro Leal, el genial autor de la reprimenda si no que fue una vieja fosqueña, que no empleó un azote, sino una vulgar chamiza de zarza. .

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