enero 05, 2007

De Adriano Pabón - Escritor e historiador - Parte 1

Interesante aporte histórico y literario enviado por Luis Adriano Pabón, que nos muestra como en la historia reciente de nuestro municipio hubo fosqueños que destacaron no solo por su personalidad si no por su cultura y colaboración constante al desarrollo de Fosca.
Seguramente en la actualidad hay fosqueños que destacan por su aporte a la gente y al pueblo. Sería valioso recibir información de este tipo para destacarlos en esta web. A continuación publicamos la primera parte de su valioso aporte histórico:

Breve reseña de Sáname y Fundación de Fosca


Nicolás de Federmán nació en Ulm, ciudad sobre el Danubio en la Alemania Meridional, en el año de 1506. Muy joven se enroló en los contingentes de la Casa Welser, a la que el Emperador Carlos V le había concedido la conquista y poblamiento de Venezuela, con base en la ciudad de Coro, la primera ciudad fundada en Suramérica, donde estableció la gobernación. Allí llegó con el cargo de Teniente de Gobernación. Hizo varias incursiones por la costa caribe llegando hasta Urabá. En una de esas correrías fundó la ciudad de Riohacha el 5 de agosto de 1536, capital hoy del Departamento de la Guajira.

En estos viajes oyó relatos que indicaban la existencia de una región donde abundaba el oro y como buen conquistador que ya para ese entonces había demostrado tener valor y sobretodo mucha ambición y codicia, inició gestiones para financiar la expedición al interior del país. Pero como era un funcionario de la Casa Welser y por tanto debía obediencia al gobernador de Coro y éste no le manifestó apoyo, se fue a Europa, y después de visitar a varios amigos, casas comerciales y gentes influyentes, logró reunir en Venecia una buena tripulación y con la gente que había reclutado en distintos paises (España, Alemania e Italia), zarpó de allí con cerca de 250 hombres dispuestos a la aventura. Cuando llegó a Santa Marta supo que el gobernador Pedro Fernández de Lugo había organizado y enviado una expedición al mando del adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada, compuesta por 670 hombres, que irían por tierra y otro grupo por agua. Esta noticia no lo desanimó y por el contrario pensó que si seguía la ruta que Ambrosio Alfínger, siendo gobernador de Coro en 1530, había explorado bajando hacia el sur hasta el Orinoco y luego remontando el río Meta y luego Jorge de Spira en 1535, quien exploró gran parte de los llanos colombianos, de seguro encontraría el camino y quizá llegara primero que Jiménez al centro del país, es decir al altiplano , donde estaba la tribu indígena que trabajaba el oro con tanta maestría. Cerca de 300 hombres iniciaron esta travesía, que fue muy penosa, pues los obstáculos que encontró la expedición fueron incontables: ríos, llanuras y selvas inhóspitas, algunas tribus caníbales muy belicosas retrasaron considerablemente la llegada a su destino.

Remontó el río Meta, llegando hasta lo que hoy es San Martín, donde encontró indios que portaban narigueras, zarcillos de oro, además de otros objetos del preciado metal. Allí supo que estos indios no tenían minas de oro, que lo que tenían lo conseguían comerciando con los indios del altiplano.

Después de averiguar el camino, regresaron al oriente y remontó el río Negro, siguiendo un antiguo camino de indios. Al llegar a la desembocadura del hoy río SÁNAME, siguió el curso de éste, pues le indicaron que pronto llegaría a un precioso y tranquilo valle, donde encontraría el reposo necesario para sus huestes extenuadas y hambrientas. Allí al ver estas tranquilas, transparentes y frescas aguas, exclamó “¡Oh río, sáname mis huestes!”, exclamación que le valió el nombre al río. En este paraíso de gentes apacibles y generosas, pernoctó el tiempo necesario para dejar la huella eterna de sus inconfundibles rasgos germanos que se encuentran en la región que recogió esa imperativa exclamación.

Con nuevos bríos emprendió el ascenso hacia el altiplano siguiendo el curso del río y en el paraje llamado hoy Pueblo Viejo fundó un caserío que más tarde se trasladaría al lugar que hoy ocupa FOSCA. Respecto a esta palabra, Don Marco Fidel tiene este apunte: “En Simonet hallamos varias palabras castellanas usadas por los mozárabes y recibidas en su léxico, a vueltas de sus vocablos propios. Así tenemos a “fuxca”, o “foxca”, bosque o selva de donde vierte agua, que hacen recordar los nombres de un pueblo cundinamarqués y de una hacienda en la Sabana de Bogotá” (Sueños, T. V. P.116).

En Francia hay apellido Fosca. En la Costa Brava de Gerona hay la playa de la Fosca. Pero...¿habría en chibcha la palabra Fosca?. Rodríguez Fresle escribe en el capítulo tercero de su famoso Carnero: “Ya queda dicho cómo Bogotá era teniente y capitán general de Guatavita en lo tocante a la guerra; pues sucedió que los indios de Ubaté, Chipaque, Pascas, Foscas, Chiguachí, Une, Fusagasugá y todos aquellos valles que caen a las espaldas de la ciudad de Santa Fe, se habían revelado contra Guatavita, su Señor”, Y en el capítulo VI. “El Capitán Limpias salió a Fosca i de allí a Pasca”.

“Entre los soldados de Belalcázar y que se quedaron en la Sabana, con asimilación a primeros descubridores, se menciona a Francisco Arias que fue con Hernán Pérez al Llano, y de quien se dice fue el fundador de Fosca, haciéndose remontar tal hecho al año inicial del viaje o sea 1541” (B. Riveros. Monografía de Fosca).
De lo anterior se deduce que no hay certeza respecto a la fecha y al autor de la fundación ni de la procedencia del nombre.

En nuestra modesta opinión y habiendo visitado la ciudad de Venecia, en cuya laguna tienen asiento varias islas: Murano, Burano y Torcello, es en ésta última donde se encuentra una hermosa iglesia, dedicada a la Santa Fosca, virgen mártir sacrificada por su propio padre, que era musulmán, y que tan solo tenía 13 años de edad, en el siglo XII y que hoy la conservan, petrificada, en una urna de cristal constituyendo el altar mayor en su propia iglesia.

Esta circunstancia y el que muy cerca de allí se encuentra Padua, santuario de San Antonio, patrono de todo el norte de Italia, hacen pensar que Federmán, habiendo reclutado en Venecia la tripulación, gente de profundas creencias religiosas y que veneran a la Santa Fosca como su patrona local y a San Antonio de Padua en toda la provincia, me indican que el nombre Fosca fue puesto al pueblo en honor a esta santa y que San Antonio, que también ha sido desde un comienzo el patrono de Fosca, cuya imagen muy parecida a la venerada en Padua, haya sido traída por los venecianos que acompañaron a Federmán.

Por lo tanto creemos que estas circunstancias contribuyeron a que este pueblo y su vecindario recuerden con gratitud la herencia dejada por Federmán y sus aguerridos soldados.
Volviendo atrás en el ascenso por la ribera del río hasta llegar al páramo de Sumapaz donde en el poblado de Pasca lo esperaba la comisión de recibimiento enviada por Jiménez de Quesada, en los primeros días de febrero de 1539.

Gonzalo Jiménez de Quesada había llegado el 22 de marzo de 1537 al valle de los Alcázares como llamó Jiménez a la sabana dominada por el cacique Bogotá, también llamado Zipa, pero muy agotada su expedición, pues de los 670 hombres que venían por tierra más el grupo que siguió el curso del río Magdalena conque había salido de Santa Marta no le quedaban sino 235 aproximadamente, ya que la mayoría de hombres y caballos había perecido en la travesía. Carecía de todos los elementos necesarios como pólvora para sus obuces; los hombres que tenía eran casi todos ignorantes, lo que le había impedido hacer la fundación de la ciudad, pues necesitaba escribanos, alguaciles y otros funcionarios. La llegada de Federmán con más de 250 hombres y buenas cabalgaduras, bien armados, con buen menaje y otras condiciones favorables que Jiménez reconoció y agradeció por la ayuda que le podían prestar para su plan de conquista y organización de las tierras descubiertas. En marzo de 1539 arribó el conquistador Sebastián de Belalcázar, que venía por la ruta del sur enviado por la gobernación de Quito; en su recorrido había fundado Popayán, Cali y otras ciudades, algunas desaparecidas hoy.

Con la llegada de Belalcázar, que también traía cerca de 230 hombres, buenos caballos, y sobre todo gente culta, que junto con la de Federmán fueron definitivos en la real fundación de Santa Fe de Bogotá el 29 de abril de 1539.

Después de la fundación de la ciudad, en mayo del mismo año, emprendieron los tres conquistadores el viaje a España para que la corona definiera cual de los tres tenía más derechos de conquista y fuera el elegido para gobernar las nuevas tierras descubiertas.

A Nicolás de Federmán, que era empleado de la gobernación de Coro, bajo el dominio de la Casa Welser, le siguieron un juicio por desacato y apropiación indebida de lo que consideraba la Casa Welser era suyo. Esta demanda lo llevó a la cárcel , y después de 2 años, enfermo y empobrecido murió en 1542, sin haber logrado su sueño, a la temprana edad de 36 años.

Belalcázar que ya llevaba 30 años al servicio de los ejércitos reales no tuvo problemas con la Corona y fue designado Gobernador de Popayán, ciudad que él había fundado.

Jiménez de Quesada regresó a Santa Fe en 1550 como gobernador de todo lo que se llamó “Provincia de la Nueva Granada”; murió en la ciudad de Mariquita, después de una vida sosegada y dedicada a escribir sus obras más importantes: el “Antijovio” refutación a un libro contra los españoles del italiano Pablo Jovio, Arzobispo de Nochera, y algunas composiciones poéticas además de muchos escritos sobre asuntos judiciales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El proximo mes Pachito y Dorita Morales celebran las bodas de oro
el 11 de junio